5️⃣ Dolores de cabeza
Las fluctuaciones en el azúcar pueden provocar deshidratación y cambios en el flujo sanguíneo, originando dolor de cabeza o migrañas.
6️⃣ Boca y piel secas
El exceso de glucosa puede causar deshidratación general, lo que produce sequedad en la boca, labios agrietados y piel reseca.
El cuerpo pierde líquidos al intentar eliminar el azúcar extra.
7️⃣ Heridas que tardan en sanar
La hiperglucemia prolongada daña los vasos sanguíneos y los nervios, dificultando la circulación y el proceso de cicatrización.
Las heridas e infecciones pueden tardar más tiempo en sanar.
8️⃣ Pérdida de peso inexplicable
Cuando el cuerpo no puede usar la glucosa como fuente de energía, empieza a descomponer grasa y músculo para obtener energía, lo que provoca pérdida de peso involuntaria.
9️⃣ Hormigueo o entumecimiento
El daño nervioso (neuropatía) causado por niveles altos de azúcar puede generar hormigueo, ardor o entumecimiento, especialmente en manos y pies.
🔟 Hambre constante (Polifagia)
Aunque comas con frecuencia, puedes sentir hambre continua.
Esto ocurre porque el cuerpo no puede usar la glucosa correctamente, por lo que “cree” que necesita más alimento.
11️⃣ Infecciones cutáneas o por hongos
Los niveles altos de azúcar favorecen el crecimiento de bacterias y hongos, sobre todo en zonas húmedas como las axilas, la ingle o debajo del pecho.
12️⃣ Cambios de humor
Las variaciones en la glucosa pueden afectar el estado de ánimo y la concentración, provocando irritabilidad, ansiedad o depresión.
🩺 Cómo manejar la glucosa alta
Alimenta tu cuerpo con equilibrio:
Reduce el consumo de azúcares añadidos y carbohidratos refinados.
Prioriza frutas frescas, vegetales, proteínas magras y cereales integrales.
Muévete más:
La actividad física ayuda a que las células usen la glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina.
Hidrátate bien:
Beber suficiente agua ayuda a eliminar el exceso de azúcar a través de la orina.
Controla el estrés:
El estrés libera hormonas (como el cortisol) que elevan la glucosa en sangre.
Practica respiración profunda, yoga o meditación.
Monitorea tus niveles regularmente:
Si tienes diabetes o prediabetes, controla tu glucosa con la frecuencia indicada por tu médico.
 
					